lunes, 21 de mayo de 2018

Estamos desapareciendo. 2º-3º-4º ESO

LA RAZÓN SOCIEDAD
M. Gutiérrez



Llevamos ya muchos años escuchando la misma cantinela, pero hasta que no se para uno a analizarlo detenidamente no se reconoce la magnitud del desastre: estamos desapareciendo. No se trata de una exageración para animar a la población a procrear y así asegurar el futuro de las pensiones, la cosa es mucho más grave e irrefutable. Según un revelador informe elaborado por la Fundación FAES, «Consecuencias del declive demográfico en España», en los próximos cien años la población joven de la Unión Europea se reducirá en un 27 por ciento, una cifra que asciende al 38% en el caso de nuestro país. Este negrísimo panorama es el que nos aguarda si no revertimos nuestra deriva actual, 1,32 hijos de media. En esto de la demografía también estamos por debajo de Europa: nuestro índice de natalidad es entre el 15 y el 20% inferior al comunitario. Pero no siempre hemos estado a la cola, ya que entre 1900 y 1975 la población española se duplicó y de 18 millones pasamos a 36. Poco pareció importarnos la guerra civil y sus secuelas a la hora de aumentar la familia.
Es cierto que el problema no es exclusivo de España ni del continente europeo. Más bien tiene que ver con países del primer mundo, más desarrollados y listos que nunca para acoger en buenas condiciones a las nuevas generaciones y cuyos ciudadanos no están por la labor de traer hijos al mundo. Según el citado documento escrito por Alejandro Macarrón Larumbe, desde hace nueve años estamos inmersos en un nuevo ciclo de desplome de los nacimientos, con una fecundidad un 35% más baja de la que nos haría falta. Eurostat ha predicho que entre 2015-2080 la UE perderá unos 100 millones de habitantes excluyendo los flujos migratorios.
Resulta fácil anticipar que esta tendencia a nuestra extinción física también comportará consecuencias políticas y económicas. La pérdida de influencia española y europea en el contexto mundial la tenemos garantizada si seguimos esquilmando nuestro capital humano mientras otros países lo aumentan de forma exponencial. El próximo martes se celebra el Día de la Familia, una jornada óptima para la reflexión si no queremos que se convierta en pocos años en una fiesta de otro siglo.

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